Voy a ser madre y no estoy embarazada
UN ESCRITO SOBRE LO QUE SE PUEDE Y LO QUE NO SE PUEDE. Cuando tenía 18 años me dijeron que no podía gestar. Recuerdo perfectamente el momento, allí sentados mis padres y yo delante de la doctora. Empecé a llorar. Cada vez más fuerte. Ella intentaba explicarme que el no poder gestar no era el asunto más importante, “lo otro” era lo que de verdad nos tenía que preocupar. Yo le gritaba entre espasmos “¡¡A mí eso me da igual!!”. Salimos de la consulta y mi cuerpo no quería otra cosa que hacerse una bola y llorar. Estuvimos un buen rato sentados en el banco de enfrente. Creo que nunca he llorado tan fuerte. Las palabras de consuelo de mis padres me parecían absurdas, me producían más rabia y lloraba más y más. He estado reflexionando mucho sobre los tipos de dolor. Diría que aquél fue el dolor emocional más intenso que he vivido nunca. Sentía como si me hubieran arrancado literalmente un órgano, una parte de mí se había ido. No podía respirar de la presión tan grande que sentía e